– ¿A la avenida Del Ejército?
– No tío, dale dale no más…
53 segundos después.
– ¿Vas a la Avenida Del Ejército?
– No no no, todo Salavely, Salavely (sic).
17 segundos después.
– ¿Avenida del Ejér…?
Antes de terminar, la combi avanza presurosa y casi ni advierte el nerviosismo del señor y tampoco de que me lo estaba contagiando.
– Disculpe, buen hombre, ¿a dónde quiere ir?
– A la Avenida Del Ejército, pero ningún carro me quiere llevar.
Y casi nos ponemos a llorar los dos.
El anciano, de unos ochenta y pico de años, no reconocía qué carro tomar y yo, de veintipocos, estaba ahí para ayudarle. A pesar de que quedarme para indicarle haría que llegue tarde al trabajo, prefería correr el riesgo con tal que él no se convierta en la noticia a corregir mañana: "Abuelito muere atropellado por combi asesina".
Además, me acordé de mis abuelitos, ¿y si ellos algún día necesitan de alguien como yo y no hay nadie? Naa, sin pensarlo más me quedé.
Esperé y esperé.
Y conté un dos tres, un pasito pa’lante Melissa, un dos tres, un pasito pa’trás.
Y seguía esperando.
Y cuando calienta el sol aquí en la calle, siento al abuelito dormirse detrás de mí.
Y seguía y seguía esperando.
Y canté no hay nada más díficil que vivir sin ti (oh combi), sufriendo en la espera de verte llegar…
Hasta que llegó el carro.
– Señor, señor, ese es la combi.
– Suba, no más -dice el cobrador.
– No soy yo, es él (señalando al anciano). Vamos míster -y lo empuje despacito.
Y el abuelo de la nada (me vuelve loco tu forma de ser) subió y ni gracias me dio, pero nimporta, él ya iba camino a la felicidad.
Y yo también, porque vino mi bus, llegué normal y posteo con alegría esta historia.
¡Dios bendiga a los abuelitos!
¡Y a las nietecitas bloggeras también!
Q excelente accion hiciste!.. 😀 a veces pasamos por la calle entre tanta gente jurando q estamos solos.. q mela d gente somos a ratos! hay mucho por hacer no? como ayudar a los abuelitos a tomar su combi! XD
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