DESPUÉS DE TIEMPO, LA POSTEADERA ORA VEZ.

Luego de más de una semana sin postear, vuelvo a las andadas.

Me encuentro con que una especie de imitaciones incalificables de la ciudad gótica han invadido mi shoutbox y también un familiar o fan enamorado del ex polizonte Galdós, porque dudo mucho que el verdadero, el real, el ‘firme’ escriba "Ambep" y la anuncie como Arequipeña… sólo un arequipeño, válgame, puede hacer eso. Y eso de Canta, bueno, el compadre (pues sí, es obvio que es compadre y no comadre) sabía de mi viaje a la semilla.

DILE A PAPÿ QUE ME VOY DE LA CIUDAD…

Esta semana ha sido de locos. He estado preparando, entre permisos y malas voluntades, mi viaje a Canta. ¿Motivo? Una grabación. ¿Excusa? Salir de la ciudad. ¿Aproveche el pánico? Definitely maybe.

El lugar es mostro. Es casi imposible pensar que a sólo 3 horas de Lima las cosas sean tan distintas. A pesar de que la tecnología ha llegado, hay mucho movimiento y las distancias son cada vez más cortas, parece que el tiempo se hubiera detenido ahí.

Mientras todo el equipo de producción se empeñaban en ganar el concurso "yo he visto mejores pelas que ningún otro de mi edad", o "la música que yo escucho es demasiado soft y anticomercial que ninguna", yo sólo podía admirar los pueblitos canteños, maravillarme, seguir admirando y pensar qué paisaje para más verde.

La vida de un canteño promedio es sencillísima: se levantan muy temprano, sea cual fuere el oficio. Toman un desayuno consistente con queso canteño y leche de vaca también del lugar, y luego se dedican a pastar el ganado o a la agricultura. Algunos tienen bodegas y/o hostales restaurantes y viven de eso. Los almuerzos son familiares y con sobremesas cortas pero agradables, y cuentan a sus ocasionales invitados las historias del lugar o la leyenda del Niño Chaperito (Para más información leer "El fenómeno del niño", abajito nomás). La tarde la dedican a la cosecha o a continuar el trabajo, y a las 10 de la noche la ciudad ya está durmiendo (lo que no sucede en Lima, ¿recuerdan?). No piensan en otra cosa sino en vivir hoy, y vivir bien, y no por eso son simplones, "monses" o con una vida "aburrida", como acusaban algunos citadinos demasiado cosmopolitas.

La amabilidad es una de sus virtudes, la excesiva confianza uno de sus defectos y hacer sentir como en casa a los turistas su mayor habilidad. Es una pena que no haya muchos jóvenes porque la mayoría de ellos escapa a la ciudad (Lima, la grande) a estudiar una carrera superior, ya que la única opción es el tecnológico canteño que ofrece computación y enfermería, lo cual es bien "original" dado que sólo existe un centro de salud en Canta y pocas instituciones utilizan PC’s. Pero una comunidad de clarisas-franciscanas ha tenido la original idea de crear un hogar escolar, dirigido a aquellos niños con padres que trabajan todo el día fuera de casa y que no pueden ocuparse de la educación de sus hijos. Ellas los cuidan de lunes a sábado, los alimentan, les ayudan en las tareas y hasta le ofrecen internet para sus investigaciones. Los domingos los escolares vuelven a sus casas, "porque también deben ayudar a sus padres", refiere una de las Madres. Ahora están empezando un proyecto para crear un instituto para los que terminan el colegio y no saben qué opción seguir, y además no tienen cómo o no quieren salir hacia Lima. Están haciendo patria, señores. Y qué gusto, la verdad.

EL FENOMENO DEL NIÑO.

Si hay algo con lo que más quedé impresionada, y eso que he aprendido a no asombrarme con facilidad, es con el Niño Chaperito. Desde el ómnibus que te lleva a Canta, llamado "Mi Chaperito", ya me estaba intrigando el nombre. Ni bien pisas suelo canteño, todo, abosolutamente todo lo que se imagine lleva el bendito nombre: las tiendas, la iglesia (con la Virgen cargando a un niño Jesús rubio y con ropa de mariscal), las bodegas, los hoteles, los calendarios de las habitaciones y, por si no fuera poco, muchas lápidas en el cementerio tenían la imagen del Niño Chaperito, en alto relieve, a todo color y sonriendo feliz de la vida.

Cuando pregunté, todos me daban una versión distinta basada en un mismo hecho: el niño Chaperito fue el primer y único mariscal del Perú, participó en la batalla de Sangrar y luego de morir en la pelea fue declarado patrono de Canta. Los más exagerados decían que se había desbarrancado, otros que era rubio y precioso por ser enviado de Dios… lo que pienso es que se le rinde demasiada pleitesía, llegando a compararlo incluso con un santo o con el mismo Jesús. ¡Asu! Pero bueno, son cosas de los pueblos, y yo respeto y me confieso fan del Niño Chaperito (porque me salvó de morir congelada por el frío, brrr…).

YO ME VOY PARA CANTA Y NO VUELVO MÁS…

Luego de haber pasado un largo fin de semana entre truchas, sonrisas de niños, música de "Radio Canteña", caminatas larguísimas, miles de "corten" por doquier y sorbos de "Kola Canteña", volvimos a Lima la gris, la horrible, a 101 kilómetros de ese paraíso escondido que es Canta. Hubiera querido quedarme más tiempo, pero tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta corregir la última nota.

Y hasta que arreglen mi compu, pues ahora estoy en otra; dentro de mi misma casa, sí, pero fuera de mi hábitat.
Para mí no es igual postear desde otro cubil felino que el que me acompaña desde hace varios años.
No importa, ya viene la PC reloaded.
Y la MeLi reloaded también.